Ciudadanos: pieza clave en la gobernabilidad

Por: Lizzy Santoyo

Se escucha acerca del término gobernabilidad, que si la hay, que si no, que no queda claro qué es. En una encuesta que realicé en redes sociales, justamente preguntando: ¿Consideras que en México hay gobernabilidad?”, un 4% dijo que sí, un 13% eligió “¿qué es eso?”, un 36% “podría ser mejor”, y un 57% eligió la opción “no”.

Algunos de los comentarios recibidos mostraban que no se tiene claro el concepto, no obstante, fue interesante el ejercicio. Considero necesario explicar qué es gobernabilidad, aportar datos y cifras que nos den una mayor perspectiva y posteriormente hacer una reflexión.

Según la RAE gobernabilidad se define como “cualidad de gobernable”, también se delimita como “gobernanza”, que significa: “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”.

Si nos ceñimos a esta definición se abre todo un abanico de percepciones con respecto a si hay o no gobernabilidad en México, e incluso en caso de haberla cabría la pregunta si podría ser mejor.

Veamos un poco de números. La tasa de muertes en México por conflictos internos, relacionados con el crimen organizado, es de 33 mil casos, lo cual posiciona al país en niveles de Irak y Afganistán en dicho rubro, según el Institute for Economics and Peace, México se encuentra en la posición 140 de 163 países analizados.

Respecto al Índice de Paz Positiva, que identifica las oportunidades en cada país, México se sitúa en la posición 65, donde se detectaron debilidades en el funcionamiento de gobierno, libre flujo de información y corrupción.

El poder de los cárteles se hace notar; los datos son contundentes, eso sin olvidar los arrojados por la organización no gubernamental (ONG) estadunidense No Money Laundering, que refirió que las ganancias del narcotráfico en México ascienden a poco más de 59 mil millones de dólares (5% del PIB).

Por otro lado, el gobierno ha dicho que procura el diálogo para lograr gobernabilidad, como afirmó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en el Foro Era Familiar. No obstante, la crisis en el magisterio parece no llegar a ningún punto. Tal vez ha habido diálogo, mas no ha sido uno útil.

Ahora bien, estos son unos pocos datos de lo que podríamos adjudicar al gobierno, como la alza en  violencia, el índice de criminalidad, la crisis en la sección 22 de la CNTE, sin olvidar la impunidad  según el Índice Global de Impunidad México 2016 (IGI-MEX), la cual muestra que la máxima impunidad es 100, el promedio nacional es de 67.42 puntos. Teniendo en cuenta los delitos consumados más los no denunciados, los delitos sin castigo serían de 99% de los casos según el último estudio de la UDLAP.

LA ACCIÓN CIUDADANA

Sin embargo, hay otra parte que también tiene que ver e influye en la gobernabilidad, la otra definición de la palabra es: “cualidad de gobernable” y esto tiene que ver con el pueblo, los gobernados.

Luego entonces, ¿la gobernabilidad depende también de los ciudadanos? Opino que sí, en menor grado tal vez, más la capacidad de cooperación y coordinación estado-particulares no es generalizada. Por falta de confiabilidad en las instituciones y el gobierno, y éstos a su vez, carcomidos por los problemas emergentes, los vacíos en la ley, las políticas públicas a corto plazo, sin dejar atrás la corrupción e impunidad, no generan un espacio en el cual la ciudadanía quiera participar, se escucha frecuentemente: “para qué demando, si no pasará nada”, “para qué voto, si gana el mismo”, “para qué participo, si nada cambia”, la queja en redes sociales es tajante y fuerte, encontramos imágenes que no pasan de expresar molestia y pedir que se comparta.

La queja es mucha, la acción no es suficiente, sin darnos cuenta que esta misma actitud apática se vuelve contra nosotros, no se trata de tomar armas, no como las de hace un siglo, sino las actuales; se trata de crear los puentes, tomar las oportunidades en la que como ciudadanos participemos, crear y apoyar iniciativas, organizarse de forma que logremos acuerdos, y exijamos mejorías en la forma de gobernar.

Parafraseando las palabras del Dr. Enrique Dussel, filósofo, académico e historiador, quien menciona la importancia de la participación ciudadana, porque si las personas “decentes” no se involucran en la política, la dejamos entonces sólo en manos de corruptos.

Y acerca de lo anterior habría que mencionar algo, si por personas “decentes” entendemos no corruptas, habrá que reconocer que el cáncer de México es la corrupción, tenemos también una sociedad que participa activamente en ella, aunque con doble moral, critica fuertemente a la élite política pero no se duda en sobornar al policía de tránsito.

La corrupción no sólo está en las instituciones o en varios políticos, ellos no salieron por generación espontánea, sino de la sociedad, y en esta misma la corrupción se ha incrustado. El costo al erario por concepto de corrupción es de 170 mil millones de pesos al año. Cuando se soborna, somos parte de esa estadística.

Si a la corrupción aunamos la falta de civismo y respeto ante simples reglas, como respetar la luz roja de un semáforo, no ocupar el lugar de estacionamiento para personas con discapacidad, mostramos qué tanta madurez como sociedad tenemos, no se puede demandar de las autoridades lo que como ciudadanos no estamos dispuestos a hacer. Se llama congruencia.

Y no por señalar las grandes áreas de oportunidad que como sociedad tenemos, olvidamos la parte de responsabilidad que toca a gobierno, no obstante, la gobernabilidad es una responsabilidad compartida, la gran parte la lleva quien gobierna, sin embargo, otra parte corresponde a los gobernados, no basta con ser habitante, hay que ser ciudadano, involucrase y participar.

La pregunta no es realmente si consideras que hay gobernabilidad en México. La verdadera reflexión será al responder: ¿Cómo ciudadano, estás dispuesto a construirla?