Cancún, Quintana Roo

¿Planeta sin plásticos?

Jueves 06 Julio 2017

La salida es encaminar el progreso a la producción y consumo de biodegradables, o a la inminente reducción de su uso, más de aquellos no amigables con el ambiambiente.

Apreciables lectores: ¿sabían que el origen de la palabra “plásticos” proviene del griego y su raíz significa “formar”? Así es, y curiosamente los plásticos han formado en gran medida nuestra vida cotidiana, no obstante, si bien han estado presentes desde hace más de 50 años, la producción y el uso indiscriminado de los mismos han generado más problemas que los que inicialmente resolverían.

Un poco de historia sobre los plásticos. Se dice que nuestra época será recordada como la “era de los polímeros” debido a la fabricación en masa y al consumo que hemos hecho en tan poco tiempo, y en menos de cinco décadas han entrado en nuestras vidas palabras como: polietileno, cloruro de polivinilo, poliamidas, polimetilmetacrilato, PET, etc., las cuales se nos han ido haciendo cada vez más “familiares” al grado que hoy en el mundo, no hay quien no utilice plásticos en sus actividades cotidianas.

El primer polimérico del que se tiene conocimiento fue producido por Charles Goodyear en 1839. Goodyear consiguió modificar las propiedades mecánicas de la goma natural, extraída del jebe (Árbol del Brasil) mezclándola con azufre y calentándola. Goodyear patentó este producto que se conoció como “vulcanización” y al que pronto encontró muchas aplicaciones hasta transformarlo en un producto comercial. Entre otras cosas dio lugar a las ruedas para coches.

Luego, Alexander Parkes en 1845 obtuvo un nuevo material que podía ser utilizado en su estado sólido, plástico o fluido, que se presentaba de vez en vez rígido como el marfil, opaco, flexible, resistente al agua, coloreable y era posible trabajarlo con un utensilio como los metales. Parkes llamó a este material “Parkesina”, lo patentó y fue un paso definitivo en lo que podemos considerar la materia plástica primigenia.

En 1868 la empresa estadounidense “Phetan and Collander” que producía bolas de billar, prometió un premio de 10 mil dólares a quien pudiera desarrollar un producto capaz de sustituir al marfil en la fabricación de las bolas ya que la materia prima natural estaba escaseando. John W. Hyatt se puso a investigar en este campo y alrededor de 1868 mejoró el producto desarrollado por Parkes y consiguió un producto económicamente viable sustituyendo el aceite de ricino. A este producto se le denominó “celuloide”, y las bolas de billar que se produjeron pueden considerarse como el primer producto fabricado en material plástico. El celuloide fue patentado en 1870.

El celuloide fue usado durante mucho tiempo en la fabricación de: peines, mangos de cubiertos, muñecos, dentaduras, soportes de lentes, bolas de ping-pong y películas fotográficas. Durante los años 60, los plásticos pasaron a sustituir muchos otros productos como la madera, el cartón o el vidrio en los embalajes. En los 70’s los plásticos sustituyeron a algunas aleaciones ligeras. Y en los 80s la producción de plásticos se intensificó y diversificó convirtiéndose en una de las principales industrias del mundo.

Actualmente el mundo no se puede imaginar sin los plásticos. De hecho, el desarrollo industrial de un país depende de materiales como estos, empero, sabiendo hoy día los impactos que éstos causan en el medioambiente, debemos encaminar el progreso a la producción y consumo de plásticos biodegradables, o al menos a la inminente reducción del uso de plásticos que no sean amigables con el ambiente.

 

LOS IMPACTOS

El 99% de los plásticos se produce a partir de combustibles fósiles, lo que de entrada provoca un incremento en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero como el bióxido de carbono (CO2).

Se considera la polución por plástico como la acumulación de productos plásticos en el medio ambiente que produce efectos adversos sobre la vida silvestre, el hábitat natural (ríos, océanos, bosques, etc.), los recursos naturales y la salud.

Los plásticos clorados pueden liberar químicos dañinos al suelo que luego pueden filtrarse hacia los mantos acuíferos u otras fuentes de aguas. Ello puede causar contaminación del recurso hídrico así como daños a las especies que consumen el agua.

Los tiraderos de basura permanentemente almacenan grandes cantidades de plásticos. En estos rellenos, existen numerosos microorganismos que aceleran la biodegradación de los plásticos. En lo que respecta a plásticos biodegradables, al irse descomponiendo, se libera metano, el cual es un poderoso gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Algunos rellenos han comenzado a instalar dispositivos para capturar el metano y utilizarlo para producir energía, pero muchos aún no han incorporado esta tecnología. La liberación de metano no solo ocurre en los rellenos, pues los plásticos biodegradables que terminen en la vía pública también se degradarán generando dicho gas que nos afecta a todos. 

Los nurdles son pellets de plástico (un tipo de microplástico) que son comercializados a menudo en buques de carga, para ser utilizados en la fabricación de productos plásticos. Una cantidad significativa es tirada en los océanos, y se ha estimado que a nivel global, aproximadamente el 10% de la basura en las playas son nurdles. Por lo general, los plásticos tardan en degradarse entre 100 y 1000 años. Esto se debe a que su degradación es muy lenta y consiste principalmente en su fragmentación en partículas más pequeñas, y en este proceso ciertos elementos químicos tóxicos como bisfenol A y poliestireno pueden ser hacia las aguas. Los trozos de poliestireno y nurdles son los tipos más comunes de polución por plástico en los océanos, y junto con las bolsas plásticas y los receptáculos de comida constituyen la mayor parte de la basura de los océanos. En el 2012, se estimaba que había unos 165 millones de toneladas de basura en los océanos.

De hecho, de acuerdo a un estudio que realizó la Universidad de Georgia y se publicó en la revista “Science”, se calcula que arrojamos 8 millones de toneladas de plástico al mar cada año, y, si se colocara toda esa basura a lo largo de las costas del Planeta, habría 5 bolsas que usamos en el súper o en el mercado llenas de plástico cada 30 centímetros; el problema de la contaminación marina puede ser monstruosamente mayor de lo que se aprecia desde la superficie.

En 2015 lanzamos al mar más de nueve millones de toneladas, y para el 2025 se prevé que arrojamos el doble, pudiendo alcanzar los 155 millones de toneladas. Se necesitarían unos 11.000 de camiones para recoger todo el plástico que hemos dispuesto irresponsablemente en los océanos. 

Lamentablemente, el plástico es un material que el Planeta no puede digerir, por lo que usar masivamente un material tan duradero para objetos desechables es un error de consecuencias catastróficas a nivel global.

Por otro lado, los plásticos causan severas afectaciones a los animales, particularmente a los grandes mamíferos marinos. Se ha encontrado este material en el sistema digestivo de unas 600 especies, desde ballenas y tortugas, hasta mejillones. En estos casos, el animal muere de hambre porque el plástico bloquea el aparato digestivo. A veces, quedan enredados o atrapados en los plásticos, llegando a asfixiarlos y producirles la muerte. De hecho, se ha estimado que más de 400,000 mamíferos marinos mueren cada año a causa de los plásticos en los océanos. En el 2004, se evaluó que las gaviotas en el mar del Norte en promedio tenían en sus estómagos treinta trozos de plástico. Los fragmentos de plástico al ser ingeridos por los animales, incluso por seres microscópicos como el plancton, contaminan la cadena alimentaria de la que dependemos. 

Así mismo, algunos de los elementos químicos que se utilizan en la producción de plástico pueden ser absorbidos por los seres humanos a través de la piel, pudiendo causar dermatitis; pero también contaminan la sangre de más del 90% de la población, incluidos los recién nacidos. También afectan nuestra salud visual al interferir con el paisaje natural que en las grandes ciudades es un elemento clave para que las personas tengamos una “mejor calidad de vida” con una imagen limpia de contaminación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han declarado que la disrupción endocrina (uno de los efectos del plástico) es una crisis global, e incluso un grupo internacional de 10 científicos ha solicitado que los gobiernos declaren el plástico como residuo peligroso.

Lo preocupante es que la mayoría de las personas utilizan los plásticos una sola vez y luego los desechan sin darles un manejo adecuado, sin reciclarlos. Aunque usted no lo crea, en la década de los 60´s los plásticos representaban el 1% de los residuos urbanos, mientras que hoy representan más del 80%.

Los impactos permanentes de los plásticos están correlacionados con el bajo costo y la durabilidad de los mismos, lo que conduce a que los humanos los utilicemos indiscriminadamente.

Por ejemplo, se calcula que anualmente cada persona en México consume 49 kg de plásticos. Paradójicamente, no han sido objeto de una separación y recolección selectiva, pues en nuestro país se calcula que del total de plásticos que generamos, sólo el 12% se recupera para su reciclaje.

 

¿QUÉ SE HACE?

¿Qué se está haciendo a nivel internacional, y qué podemos hacer para reducir o evitar el consumo de plásticos? A nivel mundial ha habido esfuerzos e iniciativas para reducir el uso de plásticos y promover su reciclado. Algunos supermercados les cobran a sus clientes las bolsas plásticas, y en ciertos sitios se utilizan materiales reutilizables o biodegradables en vez de plásticos. Algunas comunidades y negocios han decretado una prohibición en el consumo de plásticos tales como agua embotellada y bolsas de plástico, incentivando o invitando a usar otro tipo de materiales o productos.

A partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos realizada el pasado mes de junio, las naciones y los diferentes tomadores de decisiones lanzaron un “Llamado a la Acción Global” invitando a todos los actores y habitantes a desarrollar acciones y estrategias locales para: prevenir y disminuir significativamente la contaminación marina derivada de los plásticos, generar campañas masivas de concienciación para reducir el uso de plásticos no biodegradables y lograr una separación adecuada y reciclaje de los residuos que producimos.

Aunado a ello, una alternativa que es cada vez más promovida es la elaboración de “bioplásticos” que se pueden obtener a partir de las plantas y las bacterias, fabricados con polímeros como el almidón, colágeno y el ácido láctico, entre otros. La ventaja de los “bioplásticos” es su permanencia en el ambiente, o sea, que se degradan en un periodo de tiempo mucho más corto (entre 0.2 y 24 meses). 

Así mismo, debemos fomentar una cultura del reciclaje de plásticos, pero requiere de un compromiso individual y colectivo, y va desde el interior de cada familia hasta las actividades que incluyen los servicios públicos de saneamiento ambiental y con la iniciativa privada (empresas) que son las que cuentan con la infraestructura del reciclaje. 

Por otro lado, es importante enfatizar que la investigación científica en el área de los plásticos, es muy importante y necesaria. La generación de nuevos esquemas de gestión y coordinación, de nuevas metodologías para el reciclaje y de novedosas tecnologías para la fabricación de plásticos biodegradables, serían contribuciones que permitirían, por un lado, seguir utilizando los plásticos tradicionales, pero evitando su introducción al ambiente y asegurando su reciclaje; y por el otro, la posibilidad de utilizar nuevos materiales que no impacten al ambiente. 

En el marco de la conmemoración del “Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico” el 3 de julio, pero actuando en el presente y pensando hacia el futuro, hagamos consciencia de que el plástico mata, y que de nosotros depende la sanación del Planeta para mejorar la calidad de vida de todos que en él habitamos, y lograr vivir en un mundo “sin plásticos”; es un gran reto, pero si todos cooperamos, será posible superarlo.

El 99% de los plásticos se produce a partir de combustibles fósiles, lo que de entrada provoca un incremento en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero...

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