Cancún, Quintana Roo

Lo alarmante es no adaptarse

Viernes 25 Agosto 2017

EN ÓRBITA

Ha sido otro verano récord de acuerdo con las estadísticas entregadas por las autoridades del sector, sobre todo por la Secretaría estatal de Turismo (Sedetur). De norte a sur, dan cuenta de un progreso en los factores principales de análisis; es decir, en ocupación, estadía, gasto promedio y tasa de retorno, principalmente en los destinos de la zona norte.

Las cifras son estas: durante las vacaciones el estado recibió poco más de 3.3 millones de turistas, lo cual representa un crecimiento de 12.6% frente a la misma temporada del año anterior y le permitieron captar una derrama económica de mil 976.40 millones de dólares, que significa también un incremento de 1.4%.

Tulum alcanzó una ocupación promedio de 97.8%; Holbox, 97.3%; Bacalar, 92.3%; Cancún y Puerto Morelos, 91.3%; Playa del Carmen, 90.2%; Mahahual, 85%; Cozumel, 77%; Isla Mujeres, 76.1%; Felipe Carrillo Puerto, 65.3%, Chetumal, 57.9%, y José María Morelos 51.3%.

Durante la última semana, la Secretaría federal de Turismo (Sectur) destacó además tres bondades conocidas aunque ya potenciadas con estrategias integrales: el aumento de las inversiones, la generación de empleos y la oportunidad de negocios.

Pero estos logros se vieron parcialmente opacados, coincidentemente en la misma semana, por un asunto que no debe minimizarse bajo ninguna circunstancia: la actualización de la alerta de viaje de Estados Unidos, que esta vez incluyó a varias ciudades de la entidad. 

Que si fue una actualización, una alerta a secas, o simplemente una advertencia, no debe ser el tema a discutir. No es el significado del término, sino el mensaje para los estadunidenses y su posible impacto aquí en un rubro considerado motor de desarrollo.

Todo esto se da en un contexto interesante en los ámbitos local y nacional. Por ejemplo, cuando actores claves del aparato gubernamental de Benito Juárez renuncian a su encargo al parecer huyendo de su responsabilidad, y los servidores públicos del más alto nivel renegocian el Tratado de Libre Comercio, donde el turismo se ha puesto en la mesa como una prioridad de la nueva era.

En definitiva, cual haya sido el propósito del Departamento de Estado con esa “actualización”, los esfuerzos y las voluntades deben multiplicarse para salir adelante ante posibles escenarios adversos. Los objetivos deberían adaptarse y readecuarse, según las condiciones, contemplando inclusive alarmas generalizadas, porque es parte de una realidad internacional de la cual Quintana Roo no escapa.

No son útiles para tales fines los enfoques que tienden a ignorar los embates de la violencia y la inseguridad, sino aquellos que buscan corregir lo malo y potenciar lo bueno. Ya no pueden darse el lujo de entramparse en un debate de conceptos.

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