Cancún, Quintana Roo

Por un Mundo Azul

Viernes 03 Noviembre 2017

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Las principales formas de pesca irregular en México son: falta de permisos (45%); uso de artes de pesca no permitidos (23%); pesca en épocas de veda (16%); pesca en zonas protegidas (12%), y por no respetar las tallas mínimas (4%).

Es sustancial reconocer que las fuerzas del mercado son factores impulsores de la sostenibilidad.

La salud de la Tierra, así como nuestra propia salud y el futuro de la seguridad alimentaria, dependen de cómo tratemos el Mundo Azul.

Si queremos coadyuvar al desarrollo de la pesca sustentable, debemos realizar elecciones amigables al comprar o comer alimentos.

POR UN MUNDO AZUL

Trabajemos juntos hacia una pesca sustentable y socialmente responsable.

Oscar Vélez Ruiz Gaitán
@ReviveMexicoCA / oscarvrg@hotmail.com

Apreciables lectores: una de las tantas razones por las que hemos de sentirnos orgullosos como mexicanos, es que nuestro país posee más de 11 mil km2 de litorales lo que representa una rica biodiversidad costera-marina, pero al mismo tiempo, implica una corresponsabilidad individual y colectiva permamente para su cuidado, preservación y uso sustentable en beneficio de todos y del Mundo Azul.
Empero, el crecimiento de la población, la sobreexplotación de los recursos naturales y el desarrollo urbano-turístico-industrial insostenible en las áreas costeras (incluyendo la pesca, la acuicultura, la minería, etc.), sumados a la deficiencia de gobernanza y la infravaloración de la contribución económica de las comunidades costeras, han dado lugar a la degradación del hábitat costero-marino, conflictos entre usuarios (pescadores y pescadoras), y el aumento de la vulnerabilidad de los ecosistemas acuáticos. 
Frente a uno de los mayores desafíos mundiales cómo alimentar a más de 9 mil millones de personas para 2050 en un contexto de cambio climático, incertidumbre económica y financiera, e incremento de la competencia por el territorio y los recursos naturales, la pesca y la acuicultura se están posicionando como sectores primarios altamente productivos que satisfarán un porcentaje significativo de la alimentación de la población, pero para lograrlo y mantenerse así, deben realizarse de forma sustentable y socialmente responsable en pro de la seguridad alimentaria y de la utilización racional de los bienes y servicios que los océanos nos brindan, y garanticemos así un crecimiento sostenible en términos económicos, sociales y ambientales.
Conozcamos, entonces, algunos datos relevantes que publicó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su estudio “El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura” (2016), para informarnos y saber entonces qué debemos hacer y cómo podemos contribuir para que dicha actividad sea sustentable y responsable en todos los sentidos, desde su producción hasta su consumo:
1. El consumo de pescado per cápita a nivel mundial registró un aumento de 14,4 kg en la década de 1990 a 19,7 kg en 2013, y seguirá aumentando hasta superar los 20 kg en 2014 y 2015. En 2013, el pescado representó alrededor del 17% de la ingestión de proteínas animales de la población mundial. Asimismo, el pescado proporcionó a más de 3 mil 100 millones de personas casi el 20% del consumo de proteínas de origen animal.
2. El total mundial de la pesca en 2014 fue de 93,4 millones de toneladas, de las cuales 81,5 millones de toneladas procedían de aguas marinas y 11,9 millones de toneladas de aguas continentales.
3. El número total de embarcaciones pesqueras en el mundo en 2014 se estima en unos 4,6 millones.
4. En general, el estado de las poblaciones de peces marinos en el mundo no ha mejorado; del número total de poblaciones evaluadas en 2013, las explotadas plenamente representaron el 58,1 %. En consecuencia, se incrementó el porcentaje de las poblaciones explotadas a un nivel biológicamente insostenible.
5. La pesca ilícita representa hasta 26 millones de toneladas de pescado al año, lo que equivale a más del 15% de la producción total anual de la pesca en el mundo. Además del perjuicio económico, tales prácticas amenazan la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
6. En 2010 la FAO posicionó a México en el lugar 17 de la producción pesquera a nivel global, lo que equivale a una contribución del 0.95% a la producción mundial total.
7. La pesca genera más de 350 mil empleos directos y más de 2 millones de empleos indirectos, aunado a la cultura, el conocimiento y el desarrollo de las comunidades.

Código de conducta
En definitiva, la sostenibilidad y la responsabilidad de la producción pesquera son cruciales para el equilibrio ecológico de los océanos y del planeta, la seguridad alimentaria y la nutrición de miles de millones de personas. De hecho, la sostenibilidad de la pesca es el principal objetivo de la gestión pesquera.
Dichos conceptos están presentes en el “Código de Conducta para la Pesca Responsable” y las “Directrices Voluntarias para Asegurar la Pesca Sostenible de las Pesquerías de Pequeña Escala” de la FAO, y promueven, entre otras cosas, la aplicación de instrumentos y herramientas de manejo como: “el establecimiento de vedas, cuotas, tallas mínimas, enfoques de manejo ecosistémico, derechos de acceso a la pesca (permisos), artes de pesca selectivos, zonas de no pesca (refugios pesqueros), reservas marinas, planes de manejo, la inclusión de los conocimientos tradicionales, y el desarrollo de procesos deliberativos de participación social de las y los pescadores y de las comunidades en la toma de decisiones”, con miras a combatir la sobrepesca y la pesca ilegal, así como a asegurar la conservación de los recursos marinos, con el debido respeto de los ecosistemas y la biodiversidad.
Cabe resaltar que, tales conceptos e instrumentos no están definidos correctamente en la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, en el Reglamento de la Ley, y en la Carta Nacional Pesquera de nuestro país, una tarea pendiente para la legislatura y administración gubernamental entrantes.
Ahora bien, aunque México es parte de instrumentos internacionales que promueven y/o que buscan regular la pesca legal como: la "Convención sobre el Derecho del Mar", el "Convenio sobre la Diversidad Biológica y las Metas de Aichi", la "Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo", desafortunadamente aún no ratificamos el “Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (Port State Measures Agreement)” de la FAO, que crea obligaciones vinculantes y establece normas para la inspección de las embarcaciones extranjeras que entran a territorio nacional, las cuales suelen incurrir en pesca ilegal. 
La “pasividad” del Gobierno ante la ratificación de dicho acuerdo vulnera severamente nuestro país, pues una de las principales amenazas del sector es la pesca ilegal que se estima en cerca de 60%, la cual reduce la competitividad -que depende tanto de su productividad (valor agregado), como de su sustentabilidad (la salud de sus pesquerías)-, independientemente de que el aporte de la pesca al PIB siga siendo mínimo (0.06%). De hecho, con base en el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO): “por cada peso que produce la pesca en México se generan 60 centavos adicionales, mientras que en el mundo se generan tres dólares; la pesca ilegal impacta al país al incrementar la tasa de mortalidad de las especies, afectaciones a los ecosistemas, y generar conflictos entre pescadores”.
A pesar de que México es el país con mayor litoral del continente, la producción pesquera por kilómetro de litoral es 10 veces menor a la de Perú y 4 veces menor a la de Chile. Para los expertos del sector: “la pesca mexicana está perdiendo cada día mayor competitividad por el estancamiento de su productividad, y provocando menor sustentabilidad: reducción de las poblaciones, afectaciones a los ecosistemas y a otras pesquerías”.
Las principales formas de pesca irregular en México son: falta de permisos (45%); uso de artes de pesca no permitidos (23%); pesca en épocas de veda (16%); pesca en zonas protegidas (12%), y por no respetar las tallas mínimas (4%). Según las autoridades como la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (CONAPESCA), resulta imposible controlar el número de embarcaciones (más de 100 mil entre pesca ribereña y pesca de altura) para reducir el esfuerzo pesquero. La realidad es que: “la falta de gobernanza en el país permite la pesca ilegal”. Incluso, la experiencia internacional demuestra que “a una menor gobernanza, la pesca ilegal aumenta”.
Las causas más relevantes de la pesca insostenible e irresponsable en México son: económicas (mayores ganancias de la ilegalidad; las sanciones por incumplir la ley son muy laxas, no inhiben la ilegalidad); sociales (desconocimiento de las leyes; desconocimiento de los instrumentos de manejo pesquero; sobreexplotación de los recursos pesqueros e inconsciencia e irresponsabilidad en el uso de artes de pesca no selectivos); institucionales (no hay mecanismos efectivos, transparentes y legítimos de participación social en la toma de decisiones; gasto inadecuado para subsidios que fomentan la sobreexplotación; falta de inspección y vigilancia).
México, además de que debe implementar a cabalidad los instrumentos internacionales y el marco jurídico del sector arriba mencionados, debería aprovechar también la “Iniciativa sobre el crecimiento azul (ICA)” de la FAO -vinculada a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como el ODS 14 (sobre la conservación y uso sostenible de los océanos)-, para elaborar y llevar a la práctica el nuevo programa mundial en relación con la pesca sostenible, los medios de vida y los sistemas alimentarios, y el crecimiento económico derivado de los servicios ambientales de los ecosistemas marinos, a fin de lograr una gobernanza efectiva del sector pesquero y la gestión marina.
Definitivamente existen motivaciones importantes y grandes oportunidades para que coadyuvemos a mover e impulsar el sector pesquero a la sustentabilidad, pues, por ejemplo: el comercio pesquero es cada día más significativo a nivel mundial, pero los mercados también exigen mayor responsabilidad en el manejo de los recursos marinos y el cumplimiento de estándares internacionales de pesca sustentable, cuestiones que nuestras pesquerías y el Gobierno no pueden minimizar. De hecho, el 87% de nuestras exportaciones van a países desarrollados donde demandan prácticas de pesca sustentable, y si no las cumplimos, en cualquier momento pueden bloquearnos, como ocurrió hace unos años con Estados Unidos y el embargo atunero que años después se solucionó. 
La siguiente administración gubernamental tendrá la obligación de incrementar los recursos públicos para: aumentar las labores de inspección y vigilancia y poder combatir la pesca ilegal; redistribuir y/o modificar los subsidios de acuerdo a las realidades y necesidades de las comunidades pesqueras y otorgarles herramientas que les permitan realizar la actividad de forma sostenible y responsable; impulsar el establecimiento de planes o programas de ordenamiento pesquero y de reservas marinas y refugios pesqueros; incentivar y reconocer las buenas prácticas de pesca sustentable y responsable que algunas comunidades ya están realizando e impulsar la certificación de las mismas, y mejorar, fomentar y permitir la participación social en las políticas públicas y en la toma de decisiones del sector.
Finalmente, es sustancial reconocer que “las fuerzas del mercado son factores impulsores de la sostenibilidad”. A nivel mundial existen ecoetiquetas y sistemas de certificación para productos marinos que tienen como finalidad informar a las partes interesadas (consumidores, minoristas) sobre la cadena de valor de los productos, e indican “si una pesquería es sostenible o no”. El punto es permitir que cualquier persona pueda identificar con claridad los productos pesqueros sustentables y los que no, para entonces tomar una decisión responsable al momento de consumir el producto. 
Si queremos coadyuvar al desarrollo de la pesca sustentable y responsable en México y el mundo, debemos realizar elecciones amigables e inteligentes al comprar o comer alimentos marinos y elegir aquellos certificados, así como consumir sólo los que necesitamos.
Hacer pequeños cambios en nuestra vida diaria como reducir y hasta eliminar el uso de plásticos, separar los residuos y colocarlos en contenedores sin arrojarlos a la vía pública o abandonarlos en las playas, contribuyen a reducir nuestra huella ecológica y a evitar mayores afectaciones en los océanos y sus recursos. Podemos organizar también “limpiezas de playas” para combatir la contaminación marina y reducir los daños en los recursos pesqueros que consumimos. 
Si bien la pesca y la acuacultura en cuanto actividades primarias constituyen fuentes importantes de alimentación, resulta de suma importancia el manejo responsable y sostenible de las mismas en beneficio de las generaciones presentes y venideras así como del Mundo Azul, pues los océanos no pueden soportar el ritmo actual de explotación, y son cada vez más las amenazas y presiones humanas que ponen en riesgo el equilibrio ecológico no solo de las costas y litorales de México sino del medio marino a nivel global.
La salud de la Tierra, así como nuestra propia salud y el futuro de la seguridad alimentaria, dependen de cómo tratemos el Mundo Azul; luego entonces, trabajemos juntos por una Pesca Sustentable y Socialmente Responsable y sumémonos a las siguientes causas:#PescaArtesanalSustentable#SalvemoslosOcéanos #MaresLimpios,#YoCuidolaVidaSubmarina.

La salud de la Tierra, así como nuestra propia salud y el futuro de la seguridad alimentaria, dependen de cómo tratemos el Mundo Azul

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