Cancún, Quintana Roo

Un buen político

Jueves 08 Febrero 2018

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Las cualidades más mencionadas fueron: honestidad, integridad, que no robe, actitud de servicio, congruente, amor al lugar, al país, a su comunidad.

 

Ante una candidatura, por ejemplo, sería de utilidad saber cómo es ese político como ciudadano.

 

Si esperamos tener mejores políticos, como ciudadanos también tenemos tarea pendiente.

 

Un buen político

 

Si cada uno de los mexicanos hiciera lo que le corresponde, la patria estaría salvada.

 

Caminé por las empedradas calles del pueblo mágico de Comitán, a mi derecha se encontraba la entrada al museo “Casa de Belisario Domínguez”, un olor a casa antigua y a viento que corre por el patio que emerge entre columnas y plantas que adornan. Recorrí las habitaciones, la sala con sus muebles de madera moldeada caprichosamente con entretejidos sencillos, una enorme sala con anaqueles llenos de latas que contenían diversos remedios para los males e instrumentación médica: era la botica de Don Belisario Domínguez, quien estudió medicina en la Sorbona en París, y que decidió regresar a su pueblo de origen una vez concluida la carrera. 

En Comitán ayudaba a la gente en situación vulnerable, costeaba algunos tratamientos y atendía a quien lo necesitara. Fundó un periódico llamado “El Vate”, en donde publicaba artículos contra ciertas cosas del gobierno de Porfirio Díaz y el gobernador de Chiapas. Sin esperarlo ni buscarlo es nombrado senador suplente, y para su sorpresa tuvo que ocupar el puesto, no obstante se desempeñó de manera eficiente y valiente. Testigo de la famosa Decena Trágica. Fue de aquellos al que no le tembló la voz al llamar usurpador, asesino, traidor y vergüenza nacional a Victoriano Huerta -el entonces presidente- en pleno discurso en el Senado. Fue callado en ese momento, sin embargo, se hizo escuchar al publicar su discurso. Días después fue asesinado. Más que político, Don Belisario se definía como ciudadano.

Salí del museo, su casa, después de conocer más de esa figura tan conocida y desconocida a la vez, y recuerdo pensar “si hubiese más Belisarios, México estaría mucho mejor”. Si hubiese mejores ciudadanos, y buenos políticos…

¿Pero, qué es un buen político? Hice una encuesta en redes sociales planteando esta pregunta. Las cualidades más mencionadas fueron: honestidad, integridad, que no robe, actitud de servicio, congruente, amor al lugar, al país, a su comunidad. Estas cualidades, y creo coincidirás conmigo, querido lector, son intrínsecas a la persona, son parte de su ser. 

En la encuesta hubo una respuesta que me llamó la atención: “ser buen ciudadano”, que no implica únicamente lo básico como pagar impuestos, respetar las señales de tránsito, ceder el paso, sino el poner en acción las cualidades que también esperamos de un buen político. 

Ante una candidatura, por ejemplo, sería de utilidad saber cómo es ese político como ciudadano, analizar cuáles son los hechos que dan evidencia de que es una persona que reúne varias de las características que buscamos; sin embargo, hay otras características importantes que, si son usadas acompañadas de valores y principios, podrían crear mejores líderes políticos. 

 

SABER NEGOCIAR

Ser honesto, congruente, desear servir y amar el lugar no son suficientes. Política es saber gestionar el poder, es también saber negociar. Ninguna democracia es perfecta, siempre existirá la tiranía de las estadísticas, una parte estará descontenta por tener que someter su voluntad a la de la mayoría. 

Es necesario que un buen político sepa trabajar a beneficio del interés común con ambos o más grupos con diferentes percepciones, necesidades y objetivos. Para alcanzar una meta el primer paso es la negociación. México es ya un país con muchas divisiones, se requieren más negociaciones, no para beneficio propio o de un partido, sino buscar el ganar – ganar del interés general. Ello conlleva también el uso de la prudencia y astucia, no hablo de una falta a la verdad, sino de la habilidad de saber el momento de contarla y cómo hacerlo; no engañar, y no ser engañado. 

 

SER VALIENTE

Un político que sabe ser líder, es valiente al tomar decisiones, pues ésto implica un riesgo y aunque debe ser calculado se debe elegir, un político temeroso será pasivo, al escrutinio público, la burla, el meme, la queja, el cuestionamiento, debe tener el temple que da la valentía. Valor para reconocer un fallo y aprender de él, valor para innovar. 

 

SER EFICIENTE

Una persona resolutiva, que no ve el “cómo no” se hacen las cosas sino el “cómo sí” hacerlas, que aprovecha los medios existentes para alcanzar los objetivos, que el tiempo que está en el poder no es con una visión a corto plazo, que planifica a mediano y largo plazo.

 

PENSAMIENTO CRÍTICO

Para analizar de forma objetiva una situación, ponderar los elementos que convergen. Este pensamiento evita tomar decisiones y actuar meramente por impulso, por emociones, incluso por convicciones propias que son más del ámbito religiosos/espiritual, sino movido más por una ética de la responsabilidad, evita discursos que comprometan la estabilidad y bienestar de una comunidad, estado o país. Evita la creencia mágica de creerse un ser superior, o con poderes o incluso “ungido”, para ejercer un cargo de poder. Capaz de fundamentar sus argumentos, sustentarlos con evidencias.

 

INTELIGENCIA EMOCIONAL

Una persona capaz de gestionar sus emociones, controlarlas a ellas en vez de ser controlada por ellas, evitará meter en problemas a quienes representa, así como estropear estrategias, objetivos etc. ¿Cómo saber si una persona tiene inteligencia emocional? Por cómo actúa ante las situaciones, si reacciona impulsivamente, si en su discurso se percibe poco razonamiento y demasiada emoción. Si tiende al chantaje, drama incluso pleito.

Una persona con inteligencia emocional usualmente aprende a ser empática, a comprender la situación del otro, cualidad indispensable para un mejor trabajo a favor de la sociedad.

Estas son algunas de las cualidades que más que valores o principio son útiles para un buen liderazgo político. Y me gustaría agregar que, esperar el candidato o político ideal es tan inocente como creer en el príncipe azul, sin embargo, podemos ser realistas, lo cual tampoco implica afirmar “todos los políticos son corruptos”, sería también poco conveniente, ser realista es poner la atención en quien tenga no sólo la preparación, la cultura y el conocimiento suficiente para representar a su comunidad, si no que además de principios sólidos como los mencionados en la encuesta, elevemos “la vara”, analicemos y pongamos atención en otras características que lo harán un político eficiente y responsable. 

Quiero cerrar agregando una frase que escuché: “Para que suceda lo que esperas debes estar preparado/a para ello”. Si esperamos tener mejores políticos, como ciudadanos también tenemos tarea pendiente, es necesario desarrollar en nosotros mismo lo que deseamos ver en un gobernante, será la forma más congruente de exigir, de lograr cambios y de tener una democracia más participativa y menos defectuosa. Un buen político primero fue un buen ciudadano. Seamos el caldo de cultivo de nuevas generaciones de buenos políticos. Cierro con estas palabras e invito a la reflexión. A darle, pues, sentido a este texto.

Las cualidades más mencionadas fueron: honestidad, integridad, que no robe, actitud de servicio, congruente, amor al lugar, al país, a su comunidad...

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