Cancún, Quintana Roo

UN PLAN ESPECIAL PARA REPLICAR

Lunes 05 Octubre 2015

EN ÓRBITA

Marcelo Salinas

Por supuesto que beneficiará a Quintana Roo la creación de zonas económicas especiales en el país, particularmente la de Puerto Chiapas. Se puede dudar o criticar algunos aspectos, pero no condenar como lo han hecho personajes de la oposición: todo esfuerzo serio en pro del desarrollo debiera ser reconocido, como también supervisado para su ejecución sin demora.

El proyecto de la Presidencia -ya en manos de los diputados federales- propone establecer un entorno favorable para los negocios a partir de incentivos fiscales y ventajas competitivas, a las que debe sumarse una condición de certidumbre propiciada por los gobiernos de la región.

Urgía una iniciativa así. En las últimas dos décadas las entidades colindantes con Estados Unidos elevaron su Producto Interno Bruto per cápita hasta en 47 por ciento, mientras que en el sur apenas 7 por ciento, situación agravada cuando el IVA se homologó en el territorio nacional.

Prueba palpable es el panorama en Chetumal, cuyos indicadores financieros se tambalean por la inflación. Quintana Roo ha tenido un año de bonanza en casi todos los renglones. La pujanza turística, la histórica generación de empleos, las inversiones y el crecimiento económico de aproximadamente el doble de la media nacional fortalecen aquí ese marco no solo para consolidar algunos logros, sino para dar un gran salto.

De acuerdo con la propuesta de ley los beneficios serían múltiples y diversos: cada zona económica especial ofrecerá prerrogativas fiscales tanto a la inversión como al empleo; un régimen aduanero especial; facilidades adicionales para el comercio exterior, así como un marco regulatorio que agilice la apertura de empresas.

Asimismo, infraestructura suficiente para el abasto de energía y la conectividad logística con el resto del país y los mercados internacionales; financiamiento de la banca de desarrollo; apoyos a la capacitación laboral y a los procesos de innovación tecnológica, además de una planeación urbana en el área de influencia.

No son una “solución mágica”, admitió el Presidente Enrique Peña Nieto durante la presentación de la semana pasada. Pero representa un esfuerzo más completo para cambiar una realidad adversa en gran parte del sureste. Y en este sentido, Quintana Roo se erige como un polo de progreso, de apoyo, como reconocen fuentes de la Federación.

Hace unos días se planteó en este espacio que para “efectos prácticos” nuestra entidad tiene tres ciudades que deben impulsar el desarrollo: Cancún, Playa del Carmen y Chetumal. La última, por ser capital, porque es cabecera del que fue uno de los municipios con mayor extensión territorial de México, y por su característica fronteriza, aunque no ha podido nutrir al resto de la zona sur, principalmente porque los empresarios no apuestan en un destino con vocación burocrática y maltrecho en finanzas, menos ahora con 16% de IVA. Sin embargo, se puede corregir.

La voluntad de los servidores públicos federales en este caso, es romper el paradigma de desarrollo en la nación, lo que puede replicarse a nivel local. Adoptar medidas y prácticas especiales en los ámbitos necesarios puede ser una opción para fomentar el avance en las zonas maya y sur, donde prevalecen deficiencias e incluso rezago. Ello dependerá de los mecanismos aplicados por las autoridades y de la repuesta de los empresarios, de quienes se pide confianza en el nuevo modelo.

En definitiva, preparar un esquema similar eficaz para la entidad no es descabellado, menos en tiempos de “vacas gordas” y a largo plazo.

Mientras Quintana Roo destaca en el sur-sureste, otros solo comprometen su “potencial”, lo cual es una ventaja competitiva inmejorable en el primer balance. A cuidar lo que se tiene, a enmendar lo hecho mal y a ofrecer lo que se puede.

Por supuesto que beneficiará a Quintana Roo la creación de zonas económicas especiales en el país, particularmente la de Puerto Chiapas...

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