Cancún, Quintana Roo

¿Y ahora qué sigue?

Lunes 09 Julio 2018

Al participar en un coro, como soprano, aprendí la importancia que tiene un director, con el fin de lograr una armonía para la audiencia es necesario seguir sus indicaciones, aun conociendo la partitura hay que seguir su dirección, pues le da ese toque que conmueve al que escucha.

Una vez, el director que nos dirigía cometió un error, y aprendí que como cantante debía seguirle, si él se equivocaba sería su responsabilidad, la mía era obedecer su indicación. Si no me gustaba, pues podía salirme de ese coro.

En muchas ocasiones y en algunos rubros es así: se obedece o se decide no participar, la responsabilidad del error cae enteramente en quien dirige. Por años nos hemos comportado así; se mantenía una solemne obediencia como en la época presidencialista, o se decidía no participar como en los últimos años.

Con las elecciones del domingo 1º de julio, podemos reflexionar varias cosas que se relacionan con este ejemplo.

La democracia es un sistema que, si bien no es perfecto, es el más funcional hasta ahora. Y no tiene perfección porque no todas las personas quedan contentas con el resultado, siempre habrá una parte que resulte no ganadora en una elección. No obstante, uno de los cimientos de una democracia es la participación ciudadana, y por primera vez en la historia se registró una muy alta. Lugares que usualmente eran de gran abstencionismo participaron, incluso gente mayor que nunca había votado lo hizo por primera vez. Esto es muy relevante y trascendente, la voz de una mayoría, un 53% se hizo escuchar, nunca un presidente electo había recibido tanto voto. Es un precedente en la historia democrática de nuestro país, aún si una fracción no está contenta con ese resultado.

Involucrarnos: Tenemos la opción de ver al presidente como director de orquesta al cual sólo hay que obedecer, podemos optar por seguir siendo una sociedad apática que ni siquiera conoce a sus diputados y senadores, o podemos elegir madurar dando otro paso más en la democracia; ver al país, a la comunidad como una empresa de la cual debemos tener cuidado, muy probablemente no dejaríamos nuestra empresa en manos desconocidas, procuraríamos conocer, supervisar a quienes Recursos Humanos recluté. Es necesario acercarnos a nuestros representantes incluso a los plurinominales quienes darán contrapeso y equilibrio al Congreso, supervisarles, participar y exigirles. Así como a las demás personas que resultaron electas. Conozcamos bien el Proyecto de Nación propuesto y monitoreemos.

La corrupción sí tiene consecuencias, y partidos como el PRI y PAN han de recibir el mensaje de hartazgo, incredulidad y castigo de gran parte del electorado, como partidos deberán reinventarse, modificar si desean permanecer, será de beneficio para ellos como para la ciudadanía.  Muchas personas no votaron por creer en AMLO sino por no creer ni querer ya a esos partidos. Es necesario que comprendan y trabajen con base a ese mensaje.

Necesitamos trabajar mucho como sociedad en la tolerancia y respeto, al darse el triunfo se vio una supremacía clasista, por ambas partes, los que votaron por Andrés Manuel menospreciando o burlándose algunos de ellos de los “perdedores del PRIAN”, así como los no simpatizantes con el resultado atribuían el triunfo a la ignorancia, flojera, y demás calificativos a la gente que apoyó a AMLO. Señalarnos con enojo menospreciando a partir de la idea clasista, no es favorable, un país necesita ciudadanía unida a pesar de sus diferencias. Una sociedad como cuando el terremoto, donde no importaba la ideología, religión o partido, la gente arriesgaba la vida por rescatar a la otra persona.

Mantengamos el pensamiento crítico, las cosas no cambian como por magia, los gobernantes son humanos, son falibles, pero sí conocemos nuestros derechos como ciudadanía, las obligaciones y las vías jurídicas para impedir algo o para apoyar algo, estaremos tomando recursos más allá de un texto en Facebook.

Realmente el análisis de la nueva gestión podremos hacerlo en su totalidad en seis años, ojalá que sea favorable para México, pero de eso depende también que nos involucremos todos.

Cierro con estas palabras e invito a la reflexión. A darle, pues, sentido a este texto.

Si conocemos nuestros derechos, obligaciones y vías jurídicas para impedir algo o apoyar algo, estaremos tomando recursos más allá de un texto en Facebook.

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