Lunes 12 Septiembre 2016
MAZATLÁN, Sinaloa, 12 de septiembre de 2016.- Paula María de 10 años de edad, cuya apariencia era la de un bebé de 18 meses debido a la desnutrición, falleció dejando atrás una vida de olvido y marginación.
Huérfana de madre desde que nació, al cuidado de sus hermanos y en condiciones de precariedad extrema, vivió durante su corta vida.
Dificultades para respirar que presentó la semana pasada la llevaron hasta el Hospital General de Mazatlán, donde su padre, un ayudante de albañil, la internó.
Así se conoció su caso, a través de las páginas de Noroeste, los lectores mazatlecos, sinaloenses y de más allá sufrieron con ella.
Le llovieron apoyos económicos y de incentivo a través de las redes sociales, pero ayer Paula María no resistió más.
La pequeña perdió la batalla contra 10 años de pobreza extrema, de olvido, de marginación.
Un paro cardíaco acabó con su vida la madrugada de ayer en el Hospital General de Mazatlán.
Y aunque el pronóstico de los médicos desde el principio no era alentador, en los últimos días gracias a los cuidados y atenciones, su salud había presentado una mejoría notable.
La noticia sorprendió al propio personal médico y de enfermería del hospital, y se esperaba que poco a poco la menor recuperara su condición física. Incluso había comenzado a recibir terapia para recuperar su movilidad, pues nunca había caminado por sus condiciones.
Los lectores lloraron la pérdida, una pérdida que les hizo manifestar el coraje por la pobreza.
“A este angelito le falló su padre, su familia, los vecinos, la sociedad”, escribió una lectora en su cuenta de Facebook.
“Que descanse en paz, y hay que reflexionar respecto al papel de todos los ciudadanos. Tenemos que cuidar a la niñez”, escribió otro lector.
La historia de la pequeña Paula María
La historia de Paula María se dio a conocer apenas el pasado martes en las páginas de Noroeste, luego de haber sido internada el sábado 3 de septiembre en el Hospital.
Los médicos informaron que por su severa desnutrición y deshidratación, su desarrollo físico y emocional había quedado estancado, como si sólo hubiera crecido unos meses, y no 10 años.
De pequeña de estatura, su cuerpo parecía más el de una bebé de año y medio, aproximadamente.
No hablaba y no caminaba. No podría sostenerse en pie, su cuerpo era débil.
Los cuidados de su padre, un ayudante de albañil y pepenador en el basurón municipal, no fueron los adecuados.
La bañaba cuando podía y le daba de comer lo primero que tenían.
Su hogar, de lonas y tablas, sin agua, sin luz y hasta sin puerta, es el signo viviente de la carencia extrema. Ahí la pobreza se lleva tatuada.
Su hermano, Jesús, de 13 años de edad, era su “ángel guardián”.'
Él dejó la primaria al pasar a segundo grado, y se dedicó a cuidar a su hermana mientras su padre trabajaba.
Fue el primero en aprender a leer y escribir, también es bueno para los números, pero batallaba para ir a la escuela.
“Pues ya no fui a la escuela, me quedé con ella, le echaba vueltas todo el día, porque yo también tengo que hacer mandados para comer”, contó Jesús.
Sus cuidados iban más allá de velar sus sueños, pues cuando enfermaba, él se convertía en su “mamá-hermano”, como lo describen sus vecino
“Pues su papá se tiene que ir a trabajar, pues él se quedaba con la niña, le echaba vuelta, la cambiaba de pañal, de ropa, la tapaba, ella dependía de él”, comenta un vecino.
Su caso conmocionó a los ciudadanos mazatlecos. Le llegó ayuda a través de Noroeste y directamente. Hasta políticos y empresarios se informaron sobre el caso.
Ayer, Paula María se despidió de un mundo de pobreza, su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, materiales y de salud. La marginación en México, en Sinaloa, en Mazatlán, le costó la vida.
(Fuente: Diario Noroeste)
Su apariencia era la de un bebé de 18 meses debido a la desnutrición, falleció dejando atrás una vida de olvido y marginación...
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