Miércoles 18 Enero 2017
YUCATÁN, México.- María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina sólo estuvo dos años y dos meses en México, pero es uno de los personajes más enigmáticos y estudiados del siglo XIX, debido a su belleza, personalidad e irremediable locura que padeció en sus últimos años.
Uno de los episodios que menos se conoce es su viaje por la Península de Yucatán a finales de 1865 y del que existen múltiples registros, en especial un diario que escribió en alemán. La historia publicada por México Desconocido revela varios detalles.
En un principio la excursión estaba planeada para la pareja, pero Maximiliano tuvo que quedarse en la ciudad de México para atender asuntos oficiales; así, Carlota salió de Veracruz el 20 de noviembre de 1865.
Llegó al puerto de Sisal (el más importante de la época en esa región) dos días después, lo primero que escribió fue:
Aquí en Yucatán todo es blanco, hasta el suelo... Caminamos sobre un tapete de conchas blancas hasta la casa prevista para descansar. Allí la gente subió a las ventanas, agarrándose de las rejas, con grandes ojos, curiosos y amables.
La emperatriz de México pasó la noche en la hacienda de Hunucmá. De su primera velada comentó:
En la noche todo está iluminado, es una verdadera fiesta veneciana como no he visto nada parecido desde Venecia, y las linternas multicolores de papel lucen muchísimo entre las guirnaldas… Salta a la vista que todas las mujeres y las muchachas llevan vestidos de muselina de lo más sencillo, pero siempre están vestidas y peinadas muy cuidadosamente, y que todo está muy limpio. No se ven pobres, tampoco hay limosneros, y no recibí ni una sola petición.
Carlota asistió a la Exposición de Industria, Agricultura y Productos Elaborados y a un museo de productos naturales.
El 5 de diciembre salió rumbo a Campeche, aprovechando el camino para visitar haciendas henequeneras; en la de Mucuyché fue recibida con pompa e incluso se le mostró un cenote con antorchas.
Una fuente citada por México Desconocido indica que la emperatriz tomó un baño en esas aguas: "...al visitar el precioso cenote que hay allí Carlota manifestó deseo de bañarse en la cristalina linfa, lo cual hizo luciendo un atrevido traje de baño que no dejó de escandalizar un poco a las timoratas damas de honor”.
Al llegar a Campeche experimentó una recepción muy animada:
Todo esto venía de gentes humildes, de marinos ignorantes procedentes de las clases pobres campechanas, y no de meridanos poéticos y cultos. Una observación que hice fue que allí se llega al corazón más directamente, pero por un camino menos florido (que en Mérida).
El 16 de diciembre salió para Ciudad del Carmen, donde tuvo una fiesta con consules extranjeros y estuvo hasta el 19, cuando se dirigió a Veracruz y finalmente regresó a la capital.
En sus notas consta:
Despidiéndome con el corazón conmovido (...) esa hermosa y a mí tan cara península (...) Todas mis simpatías han sido y quedan para siempre en Yucatán.
Al año siguiente salió del país para reclamarle a Napoleón III y al Papa su falta de apoyo a Maximiliano... luego perdió la razón y vivió hasta los 87 años con etapas en las que perdía la lucidez.
La esposa de Maximiliano emprendió un viaje de un mes por los puntos más alejados de México y dejó constancia escrita...
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