Cancún, Quintana Roo

Paul no se equivocó

Lunes 01 Febrero 2016

EN ÓRBITA                                                                                                                                                                                                                                 @msalinas21

Desde que comenzó el milenio no recuerdo tanta obra pública en Cancún. Lo de Paul Carrillo supera a lo realizado por Greg Sánchez y su dragón, una maquinaria con la cual pavimentaban calles completas de la noche a la mañana. Pero su gestión terminó mal: fue encarcelado por graves acusaciones, aunque liberado tiempo después. Supera también a lo de Julián Ricalde, empeñoso en la tarea, cuyo costo fue demasiado alto: deudas estratosféricas, indescifrables aún.

La gracia del priista Carrillo de Cáceres es que no ha endeudado a un Benito Juárez antes acostumbrado al saqueo. Esta receta, además de seguir alineando con eficacia los intereses progresistas del municipio con los del estado y la Federación, ha sido el sello de la administración 2013-2016.  

Sólo para los nueve meses que le restan a su administración, el presidente anunció los primeros días de enero una inversión de aproximadamente 550 millones de pesos para diversas obras urbanas, fortalecimiento de servicios básicos y programas sociales, con el fin de reproducir el contacto permanente con ciudadanos, quienes desde la campaña le solicitaron infraestructura, seguridad y servicios. En ese orden.

Con base en dichas peticiones, el cancunense se propuso el rescate masivo de espacios para brindar mayor calidad de vida en torno a la recreación, el deporte, la sana convivencia y un mejor desarrollo. Así, optó por las ya 12 canchas de futbol 7 de pasto sintético, los 43 gimnasios al aire libre, los domos deportivos, las seis playas con bandera azul totalmente equipadas, la rehabilitación de la zona fundacional, la mejora de las principales avenidas y otras acciones impensables hace dos años.

Cuando uno analiza en frío los resultados, se remite a fines de 2013, cuando Paul sostuvo en una entrevista que vendría lo mejor para Cancún por cuatro factores: su amor por la ciudad que le vio nacer, al presentarse con arraigo e identidad y no como un oportunista más; el conocimiento completo de las problemáticas; la legitimidad que le otorgó un triunfo contundente con el cual pulverizó a la oposición, así como la facilidad para trabajar con un gobernador y un presidente de la república del mismo partido. No se equivocó.

Gracias al crecimiento económico, a la estabilidad política y la paz social, hoy Cancún luce mejor. 

Desde que comenzó el milenio no recuerdo tanta obra pública en Cancún...

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