Ingeniero fue advertido de la mala obra que se derrumbó en Puerto Morelos

Miércoles 19 Septiembre 2018

El ingeniero de la malograda obra junto al Super Aki fue advertido por los trabajadores que los metales de la estructura estaban mal soldados y que era un peligro, pero no hizo caso y ante la insistencia del personal, afirmó que lo arreglaría únicamente s

<p class="MsoNormal"><strong>Puerto Morelos. -</strong> El ingeniero de la malograda obra junto al Super Aki fue advertido por los trabajadores que los metales de la estructura estaban mal soldados y que era un peligro, pero no hizo caso y ante la insistencia del personal, afirm&oacute; que lo arreglar&iacute;a &uacute;nicamente si el costo sal&iacute;a del salario de los alba&ntilde;iles. Nadie volvi&oacute; a protestar.<br /> Aquello ocurri&oacute; un 6 de agosto. Al d&iacute;a siguiente, a las 11 de la ma&ntilde;ana, el techo de la construcci&oacute;n se vino abajo, lo que caus&oacute; la muerte de una persona, en tanto que varios m&aacute;s resultaron heridos. Dos de los trabajadores quedaron prostrados en cama, sin poder trabajar, pese a lo cual, no reciben apoyo de la empresa e incluso fueron amenazados por el contratista.<br /> As&iacute; lo narra Jacobo Dom&iacute;nguez, desde la hamaca en la que permanece incapacitado desde hace mes y medio, en una peque&ntilde;a habitaci&oacute;n, mientras que su hijo Tom&aacute;s, de 16 a&ntilde;os, ocupa la cama, pues tiene una placa en la pierna, aplastada por las toneladas de escombros, aquel fat&iacute;dico d&iacute;a.<br /> &ldquo;La mera verdad, el que construy&oacute; ah&iacute;, puso unos metales, pero estaban mal soldados. Se despeg&oacute; y por eso se desplom&oacute;&rdquo;, coment&oacute; el obrero, quien vino desde Campeche en busca de empleo y recursos para enviar a su mujer y sus otros seis hijos.<br /> &ldquo;All&aacute; est&aacute; muy escaso el trabajo; afortunadamente Padre Dios me dio una familia con siete hijos&rdquo;, coment&oacute;.<br /> Despu&eacute;s del accidente, el contratista, Pablo Escalante, coste&oacute; los gastos m&eacute;dicos, en el Hospital General de Canc&uacute;n, adem&aacute;s de los traslados. Por un tiempo, les entregaba mil 700 pesos semanales para ambos, en lo que se recuperaban, pero al poco tiempo, comenz&oacute; a reducir este monto y desde hace tres semanas, ya no recibieron nada. Las llamadas a esta persona se van a buz&oacute;n, pues opta por apagar su celular.<br /> Aunque la empresa es lo que los alba&ntilde;iles conocen como &ldquo;fantasma&rdquo;, pues jam&aacute;s se identific&oacute; con ellos o les mostr&oacute; documento alguno, a trav&eacute;s de un enlace en el gobierno, ya interpusieron una demanda ante la Junta de Conciliaci&oacute;n y Arbitraje.<br /> Al poco de ingresarla, por primera vez en semanas recibieron la llamada del contratista, pero para recibir amenazas.<br /> &ldquo;Nos amenaz&oacute;; nos dijo que la pens&aacute;ramos bien, que no hubi&eacute;ramos puesto la demanda; que somos evang&eacute;licos y conocemos la Biblia&rdquo;, record&oacute;.<br /> Jacobo Dom&iacute;nguez se defendi&oacute; al decir que no pod&iacute;a comunicarse con &eacute;l, pero para entonces hab&iacute;a cortado el tel&eacute;fono.<br /> Ahora su situaci&oacute;n es cr&iacute;tica, no tienen ingresos ni pueden buscar trabajo. Tampoco tienen qui&eacute;n los ayude<br /> &ldquo;Nos encontramos en una encrucijada, porque no tenemos ni para comida. Ahora no nos alcanza para un taco; no hemos desayunado y tampoco tenemos para la cena. Ni quien nos visite&rdquo;, lament&oacute; el hombre.</p> <p class="MsoNormal"><strong>(FUENTE: AGENCIA SIM)</strong></p>

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