Viernes 26 Abril 2019
EN ÓRBITA
Marcelo Salinas
@msalinas21
Se ha encendido un debate nacional por la inminente disolución del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), aprobada el miércoles en la Cámara de Diputados con abrumadora mayoría, cuya minuta pasó al Senado para su discusión. Se prevé que pase en los mismos términos.
Esta consumación era prevista en el terreno legal desde que asumió el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien esbozó la “nueva forma” de hacer turismo. Esos argumentos, formalizados en la Estrategia Nacional del sector, fueron replicados por Miguel Torruco Marqués, su secretario federal. Era, pues, “bola cantada”.
Lo que se desconoce ahora es cómo el gobierno federal apoyará a los estados y los municipios con vocación turística. Se habla de entre 120 y 130 plazas con tal condición; de que el turismo es motor de desarrollo por su 8 por ciento que representa para el PIB, y de que es una fuente expansiva de creación de empleos, por unos 10 millones entre directos e indirectos. Por tales motivos se enciende ese debate, y se multiplican las dudas con justificables temores, pese a que las proyecciones son positivas en el papel.
La política actual provoca ciertas confusiones. Desde la misma presentación del Plan, en Chetumal, cuyo formato fue rechazado por el mismísimo Presidente, hasta las que parecen más ideas que hechos concretos frente al impacto por el sargazo, el proyecto del Tren Maya, la transformación del programa Pueblos Mágicos o la misma promoción.
Como iniciativa emergente, el gobierno federal sugiere que la regulación de las plataformas digitales asociadas al turismo -como Airbnb- pudiera solventar parte de los gastos para la posterior difusión. Eso quiere decir que los alojamientos particulares (departamentos, casas, cuartos) deberían pagar impuestos dentro de poco. Además, se sabe, Embajadas y Consulados harían parte de la difusión en el exterior. Las preguntas son: ¿cómo?, ¿cuándo?
El asunto tiene diversas aristas. No sólo se trata de Quintana Roo, cuyo trabajo no cesa gracias a la visión de las autoridades estatales y municipales, así como a la articulación de los actores privados, sino de aquellos sitios que estarán prácticamente descobijados desde ya, sin marca propia ni con alianzas seguras con sus vecinos, como las del Caribe mexicano.
Los efectos se conocerán más temprano que tarde. Por ahora, para algunos representa un golpe. Así al menos lo califican políticos y servidores públicos ligados incluso al partido en el poder.
Se ha encendido un debate nacional por la inminente disolución del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), aprobada el miércoles en la Cámara de Diputados con abrumadora mayoría, cuya minuta pasó al Senado para su discusión. Se prevé que pase en