Policías buenos y malos

Miércoles 30 Diciembre 2015

“¿Y qué me dice de los policías ladrones y secuestradores?”...

<p><strong>EN</strong> <strong>&Oacute;RBITA</strong></p> <p>&ldquo;&iquest;Y qu&eacute; me dice de los polic&iacute;as ladrones y secuestradores?&rdquo; Fue la pregunta que me hizo una usuaria de Twitter en respuesta a mi opini&oacute;n publicada el lunes pasado en Novedades y Sipse acerca de la seguridad de los turistas en Canc&uacute;n. El cuestionamiento tiene relaci&oacute;n con los seis elementos municipales (cinco hombres y una mujer) consignados por secuestro, robo, lesiones y abuso de autoridad, en agravio de un joven, el d&iacute;a de Navidad.&nbsp;</p> <p>Lo considero un acto vergonzoso por el que deben pagar. Basta ya de agravios, sean las v&iacute;ctimas inocentes o no. Porque para eso se han establecido los protocolos, los manuales de conducta, los juramentos y la ley misma. Que se los pasen por el arco de triunfo es diferente. En tanto existan reglas claras, deben someterse a ellas y responder por sus actos.&nbsp;</p> <p>Hay polic&iacute;as buenos y malos. Mientras el pasado lunes se difund&iacute;a en este espacio mi columna sobre las estrategias de un pu&ntilde;ado de valientes que sacrifica el convivio familiar, los d&iacute;as libres y las vacaciones para cuidar a los visitantes, un polic&iacute;a en la capital del pa&iacute;s se convert&iacute;a en ejemplo internacional por devolver una bolsa con 40 mil pesos a su due&ntilde;a. Y ese mismo d&iacute;a, los seis en menci&oacute;n eran objeto, con justa raz&oacute;n, de una condena despiadada multiplicada m&aacute;s all&aacute; de Quintana Roo por los hechos ya mencionados.&nbsp;</p> <p>Lamentablemente, por culpa de este otro pu&ntilde;ado los primeros tambi&eacute;n son v&iacute;ctimas del escarnio p&uacute;blico y la desacreditaci&oacute;n. Todos, buenos y malos, son puestos en el mismo saco por una mayor&iacute;a que exige justicia sin reconocer a los nobles.&nbsp;</p> <p>Algo peor, incluso, son los casos impunes o que no se saben porque los agraviados no se atreven a denunciar. Tengo un ejemplo reciente: la madrugada del d&iacute;a 24, cuatro j&oacute;venes que compart&iacute;an en el Boulevard Bah&iacute;a de Chetumal fueron atracados por uniformados, pero como no fueron identificados y los muchachos no se atreven a denunciar, el delito no se supo.</p> <p>Los quejosos beb&iacute;an frente a la Universidad de Quintana Roo, un sitio donde por tradici&oacute;n se re&uacute;nen con ese fin cientos de j&oacute;venes. Estos cuatro fueron interceptados por seis elementos en moto, quienes los amenazaron con pasar retenidos la Navidad y ser liberados despu&eacute;s de los d&iacute;as inh&aacute;biles. &ldquo;A modo de sugerencia -cuenta uno- nos dijeron que lleg&aacute;ramos a un arreglo: decidimos entregarles los celulares y dinero en efectivo&rdquo;.</p> <p>De no haber cometido la falta administrativa, no hubiesen sido v&iacute;ctimas de uno o dos delitos. No se trata de justificar ni defender lo indefendible, sino demostrar el abuso, la mentira y el chantaje de quienes en teor&iacute;a deben defendernos de los delincuentes.&nbsp;</p> <p>Lo ideal es no solapar ni permitir bajo ninguna circunstancia que sectores del bulevar se conviertan en cantina al aire libre. Abundan las cr&iacute;ticas en torno a este problema que crece con da&ntilde;os colaterales.&nbsp;</p> <p>Es necesario tambi&eacute;n vencer el temor a denunciar por lo que pueda suceder. Operan instancias para presentar quejas, como Derechos Humanos, que si bien no garantizan el castigo por su limitaci&oacute;n legal, al menos queda un antecedente que puede trascender a la esfera p&uacute;blica, donde la investigaci&oacute;n ya tendr&iacute;a fundamentos de otra naturaleza.</p> <p>M&aacute;s all&aacute; de lo inmediato, es preciso seguir mejorando la selecci&oacute;n y el reclutamiento en las corporaciones de seguridad. Por muy dif&iacute;cil que parezca mantener polic&iacute;as depuradas, ir cerrando espacios a los malos elementos es una obligaci&oacute;n ineludible de los jefes y las autoridades.</p> <p>Los polic&iacute;as suelen ser los peor evaluados por los ciudadanos, adem&aacute;s de pol&iacute;ticos y agentes de ministerios p&uacute;blicos, en cuanto a confianza se refiere. Es por culpa de bandidos como los de estos casos que los ciudadanos convierten esa poca confianza en resentimiento contra los guardianes del orden. Critiquemos a estos y reconozcamos a quienes lo merecen. Es lo justo.</p>

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