Nuevo mapa y renovadas esperanzas

EN ÓRBITA Marcelo Salinas @msalinas21 En sentido literal y figurado, el PRI queda aislado: tras los resultados del pasado domingo histórico, el partido “naufragó” en Quintana Roo y recaló en Isla Mujeres y Cozumel, nuestras dos islas, con Juan Carrillo Soberanis y Pedro Joaquín Delbouis respectivamente. El primero de los electos está íntimamente ligado al borgismo, ya prácticamente aniquilado en sus formas nefastas. Si bien fue reelecto, gobernará acorralado debido a un mapa político electoral que en nada favorece a los que ostentaron el poder autoritario. Sus aliados de siempre han quedado fuera de la jugada por la maniobra sutil de los operadores, y los delegados nacionales heredados del antiguo régimen, que podrían haberle aportado en esta etapa, empacan sus maletas por la pronta salida de Enrique Peña Nieto y su equipo. Llegan otros, con aparentes esquemas de austeridad y pulcritud, opuestos al derroche que disfrutaron los de entonces. El segundo abandera un proceso sui géneris. Joaquín Delbouis entiende, acepta y comparte la gobernanza actual, con su tío Carlos Joaquín González a la cabeza. El hijo del exgobernador y hoy secretario federal de Energía (Pedro Joaquín Coldwell) se ha desmarcado de aquellos priistas que tanto daño le han hecho al estado. En una exclusiva reciente para En Órbita, adelantó que trabajará muy de cerca con el gobernador gracias a la coincidencia de principios y valores. No obstante, tratará de reconstruir lo poco que deja la panista Perla Tun Pech. Rescatar de la crisis al municipio insular será una tarea titánica, por lo que el aislamiento se mide en otros parámetros. Es un plan a mediano y largo plazos, con la conciliación como mejor herramienta, ya sin presidente, diputados federales ni senadores locales del mismo logo. Pero aun así, en él ese instituto puede fincar su propia esperanza, con jóvenes prospectos e ideales refrescados. Habrá que verlo. Esa es precisamente la tarea: crear alianzas favorables para la mayoría. Aunque basada en la relación de principios con actores del pasado, como Julián Ricalde Magaña, Miguel Ramón Martín Azueta o el mismo Juan Vergara Fernández, entre otros, la misión mayor en esta coyuntura será limpiar el escenario desterrando las viejas prácticas, en tanto se hace equipo con los nuevos agentes para renovar esas esperanzas. En dicho sentido, cobra relevancia especial la similitud de las agendas del ganador presidencial, Andrés Manuel López Obrador, y del gobernador Carlos Joaquín, en temas como el combate a la corrupción y la impunidad, así como el fomento a la transparencia y la rendición de cuentas, entre otros ya puestos en la mesa del debate nacional. Por fin Quintana Roo se va liberando de lastres. Tanto la elección de 2016 como la del pasado 1 de julio han implicado una depuración de aquellas maneras arcaicas de administrar. O de mal administrar. Y en una etapa como la actual, cuando se aprecia un cambio más profundo, una transformación, es una ganancia sin precedente que catapulta las expectativas. Unos nacen, otros mueren y algunos resucitan.

Nuevo mapa y renovadas esperanzas

En sentido literal y figurado, el PRI queda aislado: tras los resultados del pasado domingo histórico, el partido “naufragó” en Quintana Roo y recaló en Isla Mujeres y Cozumel, nuestras dos islas, con Juan Carrillo Soberanis y Pedro Joaquín Delbouis resp

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