Miércoles 10 Julio 2024
“Historias del mar, Cozumel”
— Estrenamos esta sección con una hazaña marítima realizada por don Luciano Vivas Fernández —una de tantas que protagonizó— hombre importante de Cozumel, cuna de legendarios marinos.
* La odisea del “Capitán Candela”
Colaboración especial: Comunicadores Urbanos
Hoy vamos a hablar del “Capitán Candela” cuya hazaña marina nos la proporcionó Justo Casteylero Alcocer —capitán de la motonave nacional “Juanita” por más de 15 años— y quien junto con Ángel Alberto Angulo Calderón, son los únicos supervivientes de un trágico viaje que data del año de 1932 y cuyo principal protagonista fue don Luciano Vivas Fernández, capitán de Marina.
Nacido en Cozumel y mejor conocido como el “Capitán Candela” — justo reconocimiento a su temeridad y amplísimos conocimientos náuticos— a bordo del pailebot AC Norman con un desplazamiento de 40 toneladas métricas y como aparejo siete velas y un motor auxiliar marca Otto Deutz de 36 caballos de fuerza, zarpó el 12 de septiembre de 1932 del puerto de Cozumel con destino a Payo Obispo, Quintana Roo, hoy ciudad de Chetumal, con carga general tomada del puerto de Progreso, Yucatán.
En condiciones normales de navegación y con buen tiempo su tripulación se componía de las siguientes personas: Justo Casteleyro Alcocer, contramaestre; César Chávez (campechano), motorista; Ángel Alberto Angulo Calderón, ayudante de máquinas; Claudio Esquivel, cocinero; Juan Vargas (yucateco), ayudante de cocina; Geofredo Angulo Calderón, Pedro Barros y Audomaro Angulo, marineros timonel; marinero timonel.
A dos días de haber zarpado de la Isla de las Golondrinas y sin medio de comunicación radial alguno que ayudaran a conocer anticipadamente el estado del tiempo como los que existieron muchos años después se observaba un cambio notable en las condiciones del tiempo por fuerte chubasquería del Sureste y mar picado.
Ese mismo día por la tarde hizo su entrada a la bahía de Payo Obispo navegando por el canal del río Hondo para esperar la madrugada. El 15 de septiembre empeoraron las condiciones del tiempo y por la mañana se elevaron anclas para continuar la navegación por el canal con viento violento del Sur y fuertes chubascos con las características de huracán razón por la que las velas fueron aferradas y aseguradas para continuar con la máquina únicamente.
A las 17:00 horas el viento cambia al Noroeste huracanado con cerrazón y lluvias, a las 18:00 horas siendo imposible seguir adelante se da fondo con dos anclas con suficiente cadena a 2 millas al Sur del faro Rocky Point perteneciente a Belice, Honduras Británicas haciéndose indispensable continuar con la máquina avante para ayudar al esfuerzo de las cadenas. A las 23:00 horas el oleaje invade la cubierta y se lleva parte de la carga estibada en la misma.
Ya en aguas de Belice el 16 de septiembre de 1932 a las 02:00 horas se rompe la cadena del ancla de babor y se da avante para ayudar al ancla de estribor; a las 08:00 horas comienza a amainar la fuerza del viento y se hacen maniobras para recuperar el ancla perdida. A las 12:00 horas se levantan las anclas y se continúa la navegación fondeando sin novedad frente al puerto de Payo Obispo.
Septiembre 18 de 1932 a las 04:00 el AC Norman zarpa del puerto de Payo Obispo con destino a Cozumel y a Progreso con un cargamento de maíz y tres pasajeros. A las 14:00 horas con tiempo franco se iza todo el aparejo y se hace rumbo a Cozumel navegando normalmente.
Día 19 por la tarde el buque es azotado por fuerte chubasquería y se reduce al máximo el aparejo navegando con fuertes marejadas; día 20 a las 17:00 horas se presentan características de huracán con mar arbolada y a las 23 horas a la vista del faro de punta Celaraín de Cozumel se hacen pedazos las velas de proa siendo imposible continuar adelante, por lo que el capitán Vivas Fernández determina arribar a la Bahía de Ascensión para refugiarse del mal tiempo.
A las 8:00 horas del 21 de septiembre de 1932 se intenta hacer rumbo hacia la Bahía de Ascensión, pero en ese momento dos trombas marinas de enorme magnitud se interponen a dos millas por la proa del pailebot AC Norman, trombas que fácilmente lo hundirían.
Ante esa amenaza el “Capitán Cándela” que estaba a medio mástil para mejor visibilidad y con la ropa hecha pedazos ordena dar la vuelta y navegar con la popa al viento de circulación ciclónica ante mar arbolada de 8 metros y cerrazón con lluvia.
El mar se llevó todo lo que había encubierta e hizo pedazos las velas, ante el grave peligro que para el buque y su tripulación presentaba el huracán que los sorprendió don Luciano Vivas determinó como única posibilidad de salvar el barco y la vida de los tripulantes y pasajeros enfrentándose valientemente al meteoro con la consabida orden marina de darle popa a la mar…
Ordenando además al contramaestre y a los timoneles que al hacerse cargo del timón lo hicieran amarrados al eje de la rueda del mismo para impedir que la marejada los sacara del barco y fue así como permanecieron 14 horas el contramaestre Justo Casteylero y a 10 horas cada uno de los marineros: Geofredo Angulo Calderón y Pedro Barros.
Durante todo ese tiempo el Vivas permaneció de pie, firme en la cubierta casi semidesnudo dirigiendo y vigilando el curso de la navegación con gran valor, destreza y serenidad ante el huracán que soplaba con gran fuerza y levantaba fuertes marejadas.
También dispuso que el sobrecargo Francisco Vázquez y los pasajeros embarcados en Payo Obispo así como el cocinero y su ayudante fueran metidos a la bodega del barco, la escotilla fue firmemente asegurada para así proteger sus vidas ya que de permanecer en cubierta la misma marejada con sus grandes olas que cubrían el barco fueran sacados de la misma.
Durante todo el tiempo que navegaron en un amplio círculo en el área comprendida entre Cozumel, Punta Herrero y Bahía de la Ascensión la fuerte marejada barría constantemente la cubierta. Ese mismo 21 de septiembre de 1932 a las 9:00 horas se avistó por la proa la costa de la bahía del Espíritu Santo y se hizo rumbo a punta Celaraín ubicada al Sur de Cozumel, recalando frente al faro a las 15:00 de la tarde.
A las 17:30 horas de ese propio día y con velamen totalmente destrozado AC Norma ancló frente al puerto de San Miguel de Cozumel con todos sus tripulantes y pasajeros sanos y salvos gracias a la valentía y pericia del famoso “Capitán Candela” que en paz descanse, y junto con su esposa Nicolasa Esquivel, procreó a Luciano, Hipólito, Gregoria y Paquita Vivas Esquivel, conocida familia que hoy en día como quedan insertadas en estas memorias.
Agradecemos a nuestro amigo Carlos Namur Aguilar —persona muy estimada por el pueblo cozumeleño por su don de gente— por ayudar a Comunicadores Urbanos a recabar esta información.
La odisea del “Capitán Candela”
Nota escrita por:
Viernes 06 Diciembre 2024