Cancún, Quintana Roo

¿Debería México construir el Tren Maya?

Sábado 31 Agosto 2019

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador tiene un sueño para la península de Yucatán. Quiere construir un tren que aproveche la economía del turismo de Cancún para atraer más visitantes a las ciudades coloniales, pueblos mayas y sitios arqueológicos dispersos en la región.
La península de Yucatán es una encrucijada cultural mexicana. Muchos de los mayas que la habitan hacen agricultura, viven y visten de acuerdo a sus tradiciones desarrolladas por milenios antes de la llegada de los españoles a América. Los viajeros vienen de todas partes del mundo a disfrutar de las playas de la Riviera Maya. Unos 16 millones de extranjeros visitaron la región en 2017, tres cuartos de ellos estadounidenses.
El gobierno de México plantea que un tren turístico podría convertir algunos de los pueblos mayas en destinos, pues ello significaría ingresos y trabajo en una de las zonas más pobres y marginadas del país. Además, el tren podría ayudar a la movilidad regional de la población local.
No hay duda de que habrá consecuencias sociales y ambientales derivadas de los aproximadamente 1500 kilómetros de vías férreas cortando a través de una región de densa jungla, amplias playas y poblados mayas. En su apuro para empezar la construcción este año, López Obrador -cuya política energética se concentra en aumentar la producción de combustibles fósiles en México y en la reconstrucción de la industria del carbón- ha demostrado poca preocupación por la conservación ambiental.
La biodiversa península de Yucatán está aislada geográficamente del resto de México y de América Central y ha sufrido una masiva deforestación derivada de un desarrollo urbano irresponsable, turismo en masa, y -en particular- prácticas agropecuarias insostenibles.
El Tren Maya circulará en su mayor parte en derechos de vía existentes. Pero otras partes de la ruta planeada cortarán a través de pristinas y antiguas selvas que no gozan de protección federal como áreas naturales protegidas. Esta es mala noticia para las especies amenazadas de la región, como el cactus kazacam y el mono aullador.
El recorrido del tren cruzando selvas hoy casi deshabitadas pone en riesgo posiblemente cientos de ruinas sin descubrir. Nuevas tecnologías han permitido a los arqueólogos plantear que los mayas construyeron muchos más asentamientos y ciudades que los que han sido abiertos y excavados en la actualidad.
Hay preocupación también en si la construcción del tren podría aumentar el cambio demográfico ya existente en la región.
Al tiempo que jóvenes mexicanos dejan los pueblos de los estados de la región para buscar trabajo en la industria del turismo, muchos de estos poblados mayas tradicionales experimentan un abandono progresivo. En 2015, 36% de los residentes de la región vivían en pueblos de menos de 5,000 personas, en 1990 eran el 45%.
Un Tren Maya con pocas estaciones, como está planeado, podría provocar el desarrollo de algunos poblados y ciudades selectas. Pero muchos más, aquellos no ubicados bajo la influencia efectiva del nuevo corredor rural de turismo, podrían ver su población disminuir aún más.

(FUENTE: VANGUARDIA)

El gobierno de México plantea que un tren turístico podría convertir algunos de los pueblos mayas en destinos, pues ello significaría ingresos y trabajo en una de las zonas más pobres y marginadas del país.

Nota escrita por:

Redacción FQ

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